Un libro analiza por primera vez la relación de Dalí con su Empordà
(CARLES ARBOLÍ - La Vanguardia 01/08/2004)
A la comisaria del año Dalí y directora del Centre d'Estudis Dalinians, Montse Aguer, le gusta recordar un artículo que Salvador Dalí escribió en 1957 en el diario francés Sud-Ouest, donde explicaba como, con sólo 17 años, el Ayuntamiento de Figueres le encargó la realización de la carroza principal de la cabalgata de los Reyes Magos de 1921.
“Era la primera manifestación pública de mi arte y, de hecho, el principio de mi carrera”, escribió Dalí en aquel artículo. Desde entonces, el artista reflejó en toda su trayectoria vital los vínculos con la ciudad que le vio nacer y el Empordà en general. El conocido triángulo daliniano y genuinamente ampurdanés –Figueres, Cadaqués y Púbol– es un ejemplo de ello, pero también lo es la permanente presencia del paisaje del Empordà en sus obras.
Con motivo de la exposición El país de Dalí, que hasta el próximo 29 de agosto puede visitarse en el Museu de l'Empordà de Figueres, se ha editado el catálogo de la muestra, que se convierte en el primer y más exhaustivo volumen que trata la relación del pintor con su tierra natal. Porque El país de Dalí es mucho más que un catálogo convencional y aporta gran cantidad de información –parte de ella inédita– y artículos de expertos que analizan desde varias ópticas la atadura inherente de Dalí con el Empordà.
“Dalí universaliza el paisaje del Empordà y lo incorpora claramente a su iconografía”, razona el periodista Josep Playà, responsable de la edición y comisario de las actividades del año Dalí en Figueres. A lo largo de las 412 páginas a color –con traducciones al castellano y el inglés–, El país de Dalí constata como el artista “no hizo otra cosa a lo largo de su vida que mirar y recrear el paisaje del Empordà, alimentándolo con sus obsesiones, angustias y divertimentos más particulares”, cuenta Playà.
El libro cuenta con detalle cómo Salvador Dalí construye con su obra literaria y pictórica una iconografía propia que refuerza el mito del Empordà, a partir de sus ilustraciones en libros clásicos como los de Pere Coromines o Carles Fages de Climent, pasando por sus continuas referencias a temas más populares, como la tramontana.
“He tratado de hacer del Palau del Vent y de la línea horizontal del Empordà un tema universal, y en cualquier cuadro y en cualquier lugar donde se vea una línea horizontal con unas montañas, siempre serán las de la Mare de Déu del Mont o el Montgrí”, afirmó el genial pintor de Figueres en la década de los cuarenta.
La estrecha vinculación con Figueres y Cadaqués y el proceso de construcción del teatro museo completan el libro, que incorpora artículos de especialistas como Jaume Guillamet, Agustín Sánchez Vidal, Antonina Rodrigo, Mariona Seguranyes, Ricard Mas, Sebastià Roig y Josep Playà. El volumen, ilustrado con centenares de fotografías, se antoja imprescindible para comprender y conocer al artista que se convirtió en universal a partir de lo ultralocal.
(CARLES ARBOLÍ - La Vanguardia 01/08/2004)
A la comisaria del año Dalí y directora del Centre d'Estudis Dalinians, Montse Aguer, le gusta recordar un artículo que Salvador Dalí escribió en 1957 en el diario francés Sud-Ouest, donde explicaba como, con sólo 17 años, el Ayuntamiento de Figueres le encargó la realización de la carroza principal de la cabalgata de los Reyes Magos de 1921.
“Era la primera manifestación pública de mi arte y, de hecho, el principio de mi carrera”, escribió Dalí en aquel artículo. Desde entonces, el artista reflejó en toda su trayectoria vital los vínculos con la ciudad que le vio nacer y el Empordà en general. El conocido triángulo daliniano y genuinamente ampurdanés –Figueres, Cadaqués y Púbol– es un ejemplo de ello, pero también lo es la permanente presencia del paisaje del Empordà en sus obras.
Con motivo de la exposición El país de Dalí, que hasta el próximo 29 de agosto puede visitarse en el Museu de l'Empordà de Figueres, se ha editado el catálogo de la muestra, que se convierte en el primer y más exhaustivo volumen que trata la relación del pintor con su tierra natal. Porque El país de Dalí es mucho más que un catálogo convencional y aporta gran cantidad de información –parte de ella inédita– y artículos de expertos que analizan desde varias ópticas la atadura inherente de Dalí con el Empordà.
“Dalí universaliza el paisaje del Empordà y lo incorpora claramente a su iconografía”, razona el periodista Josep Playà, responsable de la edición y comisario de las actividades del año Dalí en Figueres. A lo largo de las 412 páginas a color –con traducciones al castellano y el inglés–, El país de Dalí constata como el artista “no hizo otra cosa a lo largo de su vida que mirar y recrear el paisaje del Empordà, alimentándolo con sus obsesiones, angustias y divertimentos más particulares”, cuenta Playà.
El libro cuenta con detalle cómo Salvador Dalí construye con su obra literaria y pictórica una iconografía propia que refuerza el mito del Empordà, a partir de sus ilustraciones en libros clásicos como los de Pere Coromines o Carles Fages de Climent, pasando por sus continuas referencias a temas más populares, como la tramontana.
“He tratado de hacer del Palau del Vent y de la línea horizontal del Empordà un tema universal, y en cualquier cuadro y en cualquier lugar donde se vea una línea horizontal con unas montañas, siempre serán las de la Mare de Déu del Mont o el Montgrí”, afirmó el genial pintor de Figueres en la década de los cuarenta.
La estrecha vinculación con Figueres y Cadaqués y el proceso de construcción del teatro museo completan el libro, que incorpora artículos de especialistas como Jaume Guillamet, Agustín Sánchez Vidal, Antonina Rodrigo, Mariona Seguranyes, Ricard Mas, Sebastià Roig y Josep Playà. El volumen, ilustrado con centenares de fotografías, se antoja imprescindible para comprender y conocer al artista que se convirtió en universal a partir de lo ultralocal.