Un poeta y una leyenda
Jorge de Persia - (La Vanguardia 09/10/2003)
Cuentan en Figueres que el Sabater d'Ordis, perdida su familia, abandonó su casa y recorría la comarca entreteniendo a las gentes con los movimientos de una caña con la que dirigía las músicas que se ponían a su paso, ya se tratase de una banda militar, de una cobla...
Poco después de su muerte en Ordis en 1943, Carles Fages de Climent le dedicó su “Balada del Sabater d'Ordis”, a la que ahora, cuando se celebra el centenario del nacimiento del poeta, ha puesto música Carles Coll. El compositor y director, que ya dio a conocer esta obra en Figueres en marzo de este año, trabajó con gran respeto a las características del libro, a sus esencias, y desarrolló una secuencia musical en la que lo melódico tiene un papel dominante. Es una partitura extensa que acompaña la narración de las distintas partes de la balada y que comienza con una introducción instrumental a la que siguen aires de danza, de marcha y canciones de espíritu mediterráneo.
Coll trabaja con recursos que conectan con el público aunque no deja de lado momentos disonantes que dan un tono elegiaco. Así, en ese desarrollo de contrastes, la narración, algo épica por momentos, llega al final con una pegadiza canción coral. El público celebró con entusiasmo la obra que tuvo una dirección de escena de Joseph Maria Cortada, con imágenes y danza moderna y tradicional.
Jorge de Persia - (La Vanguardia 09/10/2003)
Cuentan en Figueres que el Sabater d'Ordis, perdida su familia, abandonó su casa y recorría la comarca entreteniendo a las gentes con los movimientos de una caña con la que dirigía las músicas que se ponían a su paso, ya se tratase de una banda militar, de una cobla...
Poco después de su muerte en Ordis en 1943, Carles Fages de Climent le dedicó su “Balada del Sabater d'Ordis”, a la que ahora, cuando se celebra el centenario del nacimiento del poeta, ha puesto música Carles Coll. El compositor y director, que ya dio a conocer esta obra en Figueres en marzo de este año, trabajó con gran respeto a las características del libro, a sus esencias, y desarrolló una secuencia musical en la que lo melódico tiene un papel dominante. Es una partitura extensa que acompaña la narración de las distintas partes de la balada y que comienza con una introducción instrumental a la que siguen aires de danza, de marcha y canciones de espíritu mediterráneo.
Coll trabaja con recursos que conectan con el público aunque no deja de lado momentos disonantes que dan un tono elegiaco. Así, en ese desarrollo de contrastes, la narración, algo épica por momentos, llega al final con una pegadiza canción coral. El público celebró con entusiasmo la obra que tuvo una dirección de escena de Joseph Maria Cortada, con imágenes y danza moderna y tradicional.