Las brujas sobre el AVE de Llers
Roger Jiménez, (El Mundo, 31-7-2005)
En pleno siglo XXI, un pueblo del Alt Empordà es famoso por sus viejas leyendas y tradiciones acerca de sus brujas. Estas mujeres eran utilizadas como chivos expiatorios y se les acusaba de ejercer el mal de ojo en las personas de su entorno
«Mi madre me decía que, siendo yo una criatura, me acunó una mujer de Llers. Suave embrujo que todavía en mi perdura, y que me hace vivir la vida como si fuera en verso» (Fages de Climent). Mientras que en Llers se mantiene viva la polémica sobre las expropiaciones para dar paso al Tren de Alta Velocidad (AVE) que lo unirá con Francia, en este pueblo de apenas 2.000 habitantes, considerado el balcón del Alt Empordà, resucita la brujería en los albores del siglo XXI, pero no para montar un tribunal inquisidor sino como atracción turística.
Historias, hablillas, canciones, baladas y supersticiones populares se han ido transmitiendo a través de tantos años que superan el promedio de edad, 273, que los estudiosos atribuyen a las brujas censadas. Este folklore nos habla de encuentros y ritos sexuales a la luz de la luna, de sacrificios de ganado en estado de trance, de escobas voladoras como medios de transporte, todo ello bajo la perspicaz mirada de los gatos que siempre las acompañan.Tal era su fuerza que un enviado real para desenmascararlas y juzgarlas cayó en la trampa que le tendieron y acabó por unirse a ellas.
Las brujas encajan bien en este escenario mítico de enloquecedora tramontana. Pero no se trata sólo de una representación teatral para disuadir por unas horas del abrasador sol de la Costa Brava. Hay que ilustrar con conocimientos históricos de la época y de la sociedad que poblaba entonces el lugar. Las presuntas brujas fueron perseguidas durante mucho tiempo, unas veces por miedo y otras como chivos expiatorios puesto que una acusación de brujería permitía desembarazarse de una persona ajena al clan, a la comunidad, o que observaba un comportamiento no convencional. Los juicios distaban mucho de respetar los derechos de las personas. Bastaba un dedo acusador, no había opción a defensa alguna y las confesiones bajo tortura eran perfectamente válidas. Se les acusaba de ejercitar el mal de ojo en las personas, sobre todo en los niños, de la esterilización o muerte del ganado, del desencadenar tempestades, de envenenar las aguas, de pactar con el diablo. Los historiadores ilustran de casos de psicosis colectiva en la que, como en la famosa obra de Millar Las brujas de Salem, padres, esposos, madres y suegras imputaban prácticas de brujería a otras mujeres de la familia.
Llers no se ha puesto de acuerdo sobre la fisonomía de sus viejas brujas. Unos aseguran que eran mujeres horribles y llenas de verrugas mientras que otros individualizan a hermosas jóvenes que ocultaban toda su maldad bajo su atractivo y sereno rostro y tenían capacidad y poderes para transformarse cuando la ocasión lo propiciaba. No falta la nota de humor a la hora de evocar a las antepasadas de la población en un transplante en que la escoba ha sido sustituida por el aspirador. O la poética, que habla de un alba pletórica de ternura y de luz, llena de colores inefables. Tenemos el magnífico libro de Fages de Climent "Les bruixes de Llers", con prólogo de Ventura Gassol, que nos habla de la balada de las dos hermanas, de la sardana de las brujas, de la pastorcilla y el soldado, de romances de las gentes de Llers...
Los términos hechicería y brujería hacen referencia a prácticas y a seres sobrenaturales que forman parte de la tradición cristiana europea. Su utilización en antropología implica una ampliación fundamental de su significado con el fin de abarcar numerosas creencias y prácticas de otras culturas, a veces peculiares de determinados pueblos, y que la traducción de conceptos de un idioma cultural a otros se convierte en una dificultad insalvable.
¿Es la brujería un símil del mal de ojo? ¿Es una bruja europea lo mismo que un djin islámico o un jaksa hindú? Los problemas relativos a similitudes o diferencias entre sistemas de creencias permanecen sin resolver. Esta distinción gira alrededor de la naturaleza de los brujos, tema tratado en un reciente seminario europeo. En muchos países se les ha considerado siempre como miembros de la sociedad herederos de poderes sobrenaturales especiales que les permiten hacer daño a los demás. Y también consultar oráculos. los poderes sobrenaturales de las brujas son innnatos e inconscientes. También hay que discernir sobre viejos dogmas totalmente elaborados. Algunos teóricos rompen una lanza en favor de las brujas y sostienen que si el patrón o pautas de brujería ha perdurado a través de un periodo dado de tiempo y que ninguna forma cultural sobrevive a menos que constituya una respuesta de ajuste o adaptación, la existencia de estas personas estaba justificada. La brujería, por ejemplo, evitaba el adulterio, ya que el miedo impedía que la gente abandonara sus hogares durante la noche. Y otros beneficios para los habitantes de Llers.
Roger Jiménez, (El Mundo, 31-7-2005)
En pleno siglo XXI, un pueblo del Alt Empordà es famoso por sus viejas leyendas y tradiciones acerca de sus brujas. Estas mujeres eran utilizadas como chivos expiatorios y se les acusaba de ejercer el mal de ojo en las personas de su entorno
«Mi madre me decía que, siendo yo una criatura, me acunó una mujer de Llers. Suave embrujo que todavía en mi perdura, y que me hace vivir la vida como si fuera en verso» (Fages de Climent). Mientras que en Llers se mantiene viva la polémica sobre las expropiaciones para dar paso al Tren de Alta Velocidad (AVE) que lo unirá con Francia, en este pueblo de apenas 2.000 habitantes, considerado el balcón del Alt Empordà, resucita la brujería en los albores del siglo XXI, pero no para montar un tribunal inquisidor sino como atracción turística.
Historias, hablillas, canciones, baladas y supersticiones populares se han ido transmitiendo a través de tantos años que superan el promedio de edad, 273, que los estudiosos atribuyen a las brujas censadas. Este folklore nos habla de encuentros y ritos sexuales a la luz de la luna, de sacrificios de ganado en estado de trance, de escobas voladoras como medios de transporte, todo ello bajo la perspicaz mirada de los gatos que siempre las acompañan.Tal era su fuerza que un enviado real para desenmascararlas y juzgarlas cayó en la trampa que le tendieron y acabó por unirse a ellas.
Las brujas encajan bien en este escenario mítico de enloquecedora tramontana. Pero no se trata sólo de una representación teatral para disuadir por unas horas del abrasador sol de la Costa Brava. Hay que ilustrar con conocimientos históricos de la época y de la sociedad que poblaba entonces el lugar. Las presuntas brujas fueron perseguidas durante mucho tiempo, unas veces por miedo y otras como chivos expiatorios puesto que una acusación de brujería permitía desembarazarse de una persona ajena al clan, a la comunidad, o que observaba un comportamiento no convencional. Los juicios distaban mucho de respetar los derechos de las personas. Bastaba un dedo acusador, no había opción a defensa alguna y las confesiones bajo tortura eran perfectamente válidas. Se les acusaba de ejercitar el mal de ojo en las personas, sobre todo en los niños, de la esterilización o muerte del ganado, del desencadenar tempestades, de envenenar las aguas, de pactar con el diablo. Los historiadores ilustran de casos de psicosis colectiva en la que, como en la famosa obra de Millar Las brujas de Salem, padres, esposos, madres y suegras imputaban prácticas de brujería a otras mujeres de la familia.
Llers no se ha puesto de acuerdo sobre la fisonomía de sus viejas brujas. Unos aseguran que eran mujeres horribles y llenas de verrugas mientras que otros individualizan a hermosas jóvenes que ocultaban toda su maldad bajo su atractivo y sereno rostro y tenían capacidad y poderes para transformarse cuando la ocasión lo propiciaba. No falta la nota de humor a la hora de evocar a las antepasadas de la población en un transplante en que la escoba ha sido sustituida por el aspirador. O la poética, que habla de un alba pletórica de ternura y de luz, llena de colores inefables. Tenemos el magnífico libro de Fages de Climent "Les bruixes de Llers", con prólogo de Ventura Gassol, que nos habla de la balada de las dos hermanas, de la sardana de las brujas, de la pastorcilla y el soldado, de romances de las gentes de Llers...
Los términos hechicería y brujería hacen referencia a prácticas y a seres sobrenaturales que forman parte de la tradición cristiana europea. Su utilización en antropología implica una ampliación fundamental de su significado con el fin de abarcar numerosas creencias y prácticas de otras culturas, a veces peculiares de determinados pueblos, y que la traducción de conceptos de un idioma cultural a otros se convierte en una dificultad insalvable.
¿Es la brujería un símil del mal de ojo? ¿Es una bruja europea lo mismo que un djin islámico o un jaksa hindú? Los problemas relativos a similitudes o diferencias entre sistemas de creencias permanecen sin resolver. Esta distinción gira alrededor de la naturaleza de los brujos, tema tratado en un reciente seminario europeo. En muchos países se les ha considerado siempre como miembros de la sociedad herederos de poderes sobrenaturales especiales que les permiten hacer daño a los demás. Y también consultar oráculos. los poderes sobrenaturales de las brujas son innnatos e inconscientes. También hay que discernir sobre viejos dogmas totalmente elaborados. Algunos teóricos rompen una lanza en favor de las brujas y sostienen que si el patrón o pautas de brujería ha perdurado a través de un periodo dado de tiempo y que ninguna forma cultural sobrevive a menos que constituya una respuesta de ajuste o adaptación, la existencia de estas personas estaba justificada. La brujería, por ejemplo, evitaba el adulterio, ya que el miedo impedía que la gente abandonara sus hogares durante la noche. Y otros beneficios para los habitantes de Llers.